Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

domingo, 13 de mayo de 2018

Dos novelas de H. Melville




    No soy partidaria de decir que algo no me gusta si no lo conozco, aunque sea someramente. 
Pero no suelo leer lo que no me atrae. 
No obstante, mi curiosidad lectora me lleva a veces a encuentros fortuitos con obras cuya lectura acaba confirmándome que tal o cual tema o estilo no me agradan. Es lo que me ha ocurrido últimamente que han caído en mis manos casi por azar tres novelas de aventuras localizadas en el mundo marinero, barcos, marinos, motines…
 Primero intenté leer una novela de Poe que llevaba años en mi biblioteca: “Las aventuras de A. Gordón Pim”. Decididamente no me entusiasmó, tanto término marinero y tantas situaciones que encontré absurdas. Se me hizo pesada. Eso sí, la leí entera.
Hace unos días, se me ocurre volver a esos libros olvidados que duermen el sueño de los justos en los estantes de mi biblioteca personal y me doy de bruces con Herman Melville. No había leído nada suyo. Ya, no me acusen de inculta por no haber leído “Moví Dik “, con la película tuve suficiente.
Ahora se trata de una edición que contiene “Benito Cereno” y “Billy Budd, marinero”
Antes de iniciar este artículo busco alguna información sobre ambas obras para cotejar con mi opinión personal lo que otros, tal vez más entendidos o expertos en la materia que yo, piensan.
  En este caso no pretendo hacer un artículo de crítica literaria en toda regla, sino más bien reflexionar sobre el problema que a veces nos lleva a dejar de leer algo por prejuicios extraños o a la inversa seguir algún consejo que nos acarrea una decepción. Incluso como no todos los momentos de nuestra vida son los propicios para según qué lecturas.
  Los he leído en el orden que aparecían en la edición. Primero BENITO CERENO y a continuación BILLY BUDD MARINERO.
  Sobre la primera leo que el autor la publicó a modo de folletín en una revista. Sin embargo, continúa la publicación, el estilo no es folletinesco sino reconcentrado, denso, ambiguo y de tono épico. ¡Doctores tiene la Iglesia!
 Pro yo no diría tanto. Sí me ha parecido algo folletinesca la novela y, tal vez, es eso lo que más me ha decepcionado. Se observa este tono, sobre todo, pienso, en los personajes. Tan absurdamente ingenuos unos (los dos capitanes) como malvados e hipócritas otros
  Se publicó en 1855, y está basada en la historia real del español Benito Cerreño, de cuyo buque, el Tryal, se apoderaron en 1804 los esclavos que llevaba por aguas del Pacífico rumbo a Lima, donde esperaba venderlos.
  Se divide la obra en dos partes. En la primera, más extensa se nos cuenta la historia desde la perspectiva del capitán Amasa Delano aunque en tercera persona. En la segunda, a través de un informe judicial.
  En la primera parte, el autor nos lleva de la mano del capitán Delano a presenciar no solo unos hechos sino la interpretación que la mente del capitán un hombre ingenuo y bondadoso les va dando, aunque a veces ante la evidencia de ciertas circunstancias no puede por menos que dudar. También  el lector se ve tentado a dudar, a pensar que allí pasa algo que no se ve, algo sucio, tal vez delictivo. Dudas que se verán confirmadas en la explicación de la segunda parte.
  Lo que yo destacaría es el uso del diálogo a través del cual vamos intuyendo el problema en que se encuentra el capitán Cereno.  También las reflexiones del capitán Delano, sus dudas y remordimientos mediante los que descubrimos el talante de este personaje.
  Tal vez las digresiones son excesivas, se hacen algo pesadas. Si bien no podemos olvidar a qué época y literatura pertenecen estas obras.
 Algo parecido se puede observar en la historia del “marinero bonito” Billy Budd
 Hay una película de 1967, basada en esta novela y con su mismo título.
Melville debió escribir “al correr de la pluma”, como decían antiguamente, dice un    comentarista, dado el volumen de su obra en relación con el tiempo transcurrido entre una y otra publicación (cinco novelas en cuatro años).
 Esta costumbre parece más frecuente de lo que creemos, incluso o más en la actualidad
 No obstante, parece que cambió de rumbo con Billy Budd, considerado su texto   más elaborado del que se dice que empleó menos de dos años en la escritura y revisión de esta obra que, aunque no muy extensa, tampoco es breve,
 Billy Budd es la extraña historia de un marinero de unas características físicas y morales poco comunes. Físicamente es una especie de Adonis y moralmente, un ángel.
“, desnudo podría haber posado para una estatua del joven Adán…” (¿Cómo lo vio Milton?)
Pero un joven navegante de las disposiciones de nuestro atlético naviero es una especie de niño-hombre. Y no obstante, la absoluta inocencia del niño no es más que vacía ignorancia, y la ignorancia se desvanece más o menos al crecer la inteligencia…” Lo malo es que en Billy la inocencia no cedía con la edad…
  Por necesidad de tripulación en un barco de guerra lo alistan sacándolo de un mercante. Allí es querido por sus compañeros, se descubre que tiene un incierto y misterioso origen, pero no se insiste en ello.
  “Sí, Billy Budd era un expósito, bastardo al parecer, y, evidentemente, nada innoble. Su noble origen era tan evidente en él como en un caballo de pura sangre”
  El maestro de armas la toma con él, no queda muy claro por qué aunque, a veces, se intuye algo deducido de las miradas que le lanza. Al final lo delata con una mentira y esto provoca un desenlace fatal para ambos.
Esa mirada (la del maestro de armas) seguía al jubiloso Hiparión marino con na quieta expresión meditativa y melancólica…”
“Pero en cualquier encuentro repentino e imprevisto, un fulgor rojo brotaba de sus ojos como una chispa en un yunque en una oscura fragua…”
Aparte de, al igual que en la anterior, un exhaustivo aunque necesario uso de términos marineros que agotan dado el lógico desconocimiento del lector, en este caso yo, abundan las alusiones a hechos históricos contemporáneos o no, y batallas; mitológicas y literarias; de la literatura clásica incluso la Ilíada y la Biblia.
También bastantes digresiones, alguna señalada por el autor como un pecado literario.
Algunas perlas de su estilo:
“El viejo Quirón marino, creyendo quizá que por el momento había instruido bastante a su joven Aquiles…”
“manifestaciones délficas…”
 “juveniliad”
“Pero, como el profeta al desaparecer en su carro por el cielo, dejando caer su manto a Eliseo, la noche al retirarse cedió su pálida túnica al día que irrumpía…”
  Una breve nota sobre el autor:
 Nació en Nueva York el 1 de agosto de 1819. El segundo de los varones y el tercero en total. Cuando su padre murió contaba doce años. La muerte del padre supuso una debacle familiar que obligó a los hijos mayores a dejar los estudios y al traslado familiar desde Nueva York a Albany, donde Herman Melville fue empleado en un banco local. Pasó luego a desempeñar diversos oficios, entre ellos el de maestro rural. Parece que a pesar de haber dejado los estudios tenía una cierta cultura. Aunque, sabido es, que no se necesitaba un altísimo nivel para ser maestro rural.
 Varios años de su vida los pasó  embarcado en balleneros, barcos mercantes y de guerra. De todo esto fueron surgiendo sus novelas de aventuras marinas.
  Espero no haber desanimado a quien pensara leer estas novelas. La mía es una opinión personal. Solo eso.

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