Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

lunes, 30 de julio de 2018

Galantería



   
  ¡La Catedral de Burgos ¡ Esta joya del Gótico se viene conmigo, encerrada en la memoria de mi cámara. Con estos pensamientos, correteaba feliz, cámara en ristre, bordeando la Catedral en busca no solo del mejor ángulo sino de que no le quedara uno sin fotografiar. Pináculos, arbotantes, cresterías, ojivas, gárgolas, rosetones. Y luego el interior sin dejar un altar, una capilla, un trocito de techo, esos magníficos techos del arte gótico. Andaba por la parte alta y al empezar a descender por una de las escalinatas que rodean el templo y la llevarían hasta su puerta principal, cuando ¡oh consternacione! el talón de su pie derecho rozó el bordillo de un peldaño con tan mala suerte que empezó a bajar a trompicones o medio volando. Como una peonza o una bailarina loca. Ya se veía con un esguince o una tibia partida en urgencias, con la cámara hecha trizas, cuando de momento se sintió transportada por los aires cual pluma de breve pajarillo y depositada en el suelo con la mayor delicadeza jamás soñada. Frente a ella un fornido apolinio le decía: menos mal que he llegado a tiempo si no te rompes la crisma. Ella toda turbada le daba las gracias lo más amablemente que podía y el elegante y gentil  mozo le suelta: no me las des. Lo he hecho para evitarme perder mi precioso tiempo en llevarte a   urgencias. ¿¡!?

1 comentario:

  1. Después de terminar la lectura "por la catedral de Burgos cámara en ristre", me ha quedado la duda de si esto le ha pasado a tu amiga Constanza que sé muy bien que es muy viajera. Pero lo que no sabía era esos sueños de caer en los brazos de un joven apolíneo, así cualquiera.

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