Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

martes, 28 de febrero de 2023

 

  

El sueño frustrado de mamá.

  No es Francesca, y no encontrarán las hijas cartas de algún amante furtivo, mas sus recuerdos guardan mucha información sobre una madre a la que no supieron conocer.

  Hace ya diez días de la muerte de Eloísa cuando las dos hermanas deciden volver a la casa materna. Hay que vaciar la casa, pero antes revisar todo lo que ha dejado su madre. Quizá les hará ilusión conservar algún objeto como recuerdo, repartirse los libros, y ¿qué hacer con lo que parece ser recuerdos o cosas a las que su madre guardara un especial cariño?

  Inconscientemente, quizá, deciden empezar por lo mas superficial, lo que aflora: libros, música, vajilla y cristalería, etc... Si coinciden en el gusto por algo, lo sortean. No van a discutir. Solo desean guardar algún recuerdo de su querida, y añorada ya, madre. A veces, les sorprende el título de alguna novela; no imaginaban a su madre aficionada a lo policiaco. ¿Y la música? Encuentran una variedad asombrosa Desde Beethoven o Rimski-Kórsakov a Falla o Albéniz; de Mocedades a Paloma San Basilio pasando por canciones francesas e italianas de su época o Nana Mouskouri. Tanto ópera como zarzuela. Ahora recuerdan haberla oído en un tiempo canturrear o tararear alguna de estas piezas; o llegar a casa y, si estaba sola, encontrar que tenía en su minicadena alguna de estas músicas y canciones. ¿Por qué nunca le preguntaron por esos gustos?

  Toca ahora el escrutinio de armarios y cajones. Ahí van a dar con la gran sorpresa. Por primera providencia, un diario. ¿Mamá llevaba un diario? ¿Desde cuándo? ¿Deben leerlo? ¿Qué hacemos? La mayor de las hermanas decide que si quieren saber cómo fue o quién era, en realidad su madre, deben leerlo.

     Hay días en que apenas escribió unas líneas, solo dar noticia de la jornada. Pero van a encontrar otros en que su madre se lamenta de que la están olvidando, ya no la necesitan y por tanto, no recurren a ella. Otros en que reconoce que tal vez es verdad que se está haciendo mayor y no cubre las expectativas, ya no la ven capaz de otra cosa que cocinar cuando se van a reunir y ahora ya cuidar de los nietos. Otro día la queja es profunda. No le gusta la visión que dan a sus nietos de ella. La han convertido en una especie de abuela cebolleta que cocina y hace calceta. Les hace gracia la frase, pero también les duele haber dado lugar a que su madre se sintiera tan sola y marginada. No se daban cuenta, no pensaban en ella. En otro momento se lamenta de que ya se lo discuten todo, como si se inventara lo que dice, como si solo dijera tonterías, majaderías; y no. ella aún no desbarra. Así irán enterándose incluso de asuntos más personales e íntimos  de su madre. ¿No fue tan feliz como parecía? Descubren algunos detalles bastante dolorosos. Las hermanas acaban llorando y cerrando el diario. Se lo turnarán para releerlo detenidamente. Se lo deben a su madre, piensan.

  Encontrarán cartas de amigas o las que ella les escribía en forma de borrador que conservaba. Les habla de su boda, del nacimiento de sus hijas y la felicidad que para ella supone cada nuevo nacimiento…

  Hay tarjetas postales de amigas desde algún lugar al que han viajado. Verdaderamente esta mujer, piensan, no vivió lo que había soñado, salvo en alguna breve ocasión.

  Llegan, al fin, en el fondo de un cajón, a una caja. Al abrirla encuentran una nota con la letra de su madre en mayúsculas que reza MI SUÑO. Sorprendidas descubren que es un traje de fiesta negro, con escote palabra de honor. Lo acompañan un collar de perlas majórica, una carterita de raso del mismo color y un chal plateado. O sea, que su madre había soñado en algún momento de su vida con ir a una fiesta, ataviada de esa manera. Pero, ¿por qué no fue? Más aún ¿por qué lo compró y guardó? Habrán de volver al diario y descubrir que fue un sueño acariciado desde su juventud, y llegado un momento, tanto le ilusionaba la idea, que lo compró y lo guardó por si en algún momentoTal vez estoy un poco loca…Pero ese momento, está claro, jamás existió.

 ¿Se lo pondría alguna vez a solas para verse y hacerse a la idea de que estaba en esa fiesta a la que jamás pudo ir? La imaginan con el traje, guapa sin duda, delante del espejo y, tal vez, con los ojos arrasaos en lágrimas. Difícil saberlo ya.

Nunca se perdonarán no haber sido capaces de conocer realmente a su madre. Pensaron que con quererla era suficiente, pero ¿Qué es, en realidad querer a alguien?

1 comentario:

  1. Muy bueno el recurso que utilizas para conocer de verdad a una persona, y más a una madre. Lo triste es no hacerle ese reconocimiento en vida. Me he quedado con la gana de saber si entre los recuerdos había alguna carta de amor .¡Qué poco solemos saber de la juventud de nuestros padres!

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