Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

miércoles, 14 de junio de 2023

 

 ¿Somos egocéntricos?

  La lectura de ciertas novelas actuales podría llevarnos a reflexionar acerca de la actitud del ser humano a lo largo de la Historia. No solo en lo que a la literatura y/o el arte en general se refiere, también en los comportamientos sociales.

  Hemos estudiado que nuestra Edad Media fue una época dominada por el teocentrismo. Dios como centro de todo. Este comportamiento se verá reflejado en el arte en general y por tanto también en la Literatura.

Emedievalista francés Georges Duby, considera que la obra de arte medieval cumplía fundamentalmente tres cometidos, muy fáciles de reconocer

_Ser una ofrenda a Dios

_Ser intermediaria entre el mundo sobrenatural y el humano…

_Ser una afirmación de poder: por un lado, del poder de Dios y de la iglesia(poder religioso

Con la Edad Moderna y el Renacimiento surge la idea antropocéntrica. El hombre es en realidad el centro de cuanto existe. Este nuevo concepto del mundo y la vida se verá reflejado en las artes y por consiguiente en la literatura. Ahora se busca gozar de la vida en todos sus aspectos. Gozar de la naturaleza, del amor, del arte…

No todos los historiadores y estudiosos están totalmente de acuerdo en cuanto a lo que estos cambios supusieron y en la forma en que se fueron produciendo, mas lo cierto es que algo de ello hubo.

Si bien este sentirse centro del universo ya no se perdió, hoy parece que hemos llegado en casi todos los aspectos de la vida a un egocentrismo que raya la egolatría. (Egocentrismo Valoración excesiva de la propia personalidad que lleva a una persona a creerse el centro de todas las preocupaciones y atenciones.). No obstante, cabría señalar que esta actitud la ha mantenido el hombre durante muchos siglos, llamárase como se llamara.

Lo podemos observar en las relaciones humanas en las REDES, en algunos presentadores de ciertos programas, en la actitud de algunos personajes y personajillos de los que pueblan los programas populares de ciertas cadenas de Televisión.

En el arte, cine, por ejemplo, y literatura se traduce en el autobiografismo. En esta, el uso de la primera persona, no como técnica narrativa, sino para contar, manifestar el yo. Algunos autores no crean un alter ego, se presentan tal cual, hablan, ya sea en novela, poesía o ensayo, de ellos, sus peripecias, sus premios, sus amores y desamores…Mantienen en lo que podría ser ficción los nombres de lugares, y personajes reales. La primera persona no es ya una técnica, es tan frecuente y a veces ambigua que el lector no consigue diferenciar ficción y realidad.

Incluso hay autores, novelistas, que reivindican el derecho a este sistema en honor a no sé qué verdad. Confiesan con orgullo ese autobiografismo. Incluso declaran hacerlo por el bien del posible lector al que podría ayudar su experiencia vital. Se le ha oído a laguna novelista en la reciente feria del libro de Madrid.

Esta actitud, lleva a otros a tener que explicar que, aunque la obra se presente en primera persona no son ellos el protagonista o tal o cual personaje, pues, dicho sea de paso, muchos lectores siempre piensan que autor y protagonista coinciden. Esta costumbre está llevando a confusionismo entre los lectores no duchos en la lectura de la obra literaria. Máxime cuando hoy habría que añadir otro factor: la prisa, la rapidez con que se hace todo, incluso leer.

Bien es cierto que el arte encierra buena dosis de egocentrismo, pensemos, por ejemplo, en la poesía lírica. Los relatos y novelas se nutren tanto de lo que rodea al narrador como de sus vivencias personales, pero, como han apuntado algunos escritores, la literatura, la novela debe crear mundos nuevos, debe modificar la realidad, recrearla. Así para Saer: narrar no consiste en copiar lo real sino en inventarlo: Escribir es sondear, y reunir briznas o astillas de experiencias y de memoria para armar una imagen

García Montero, por su parte, insiste en que lo Importante es reconocer la diferencia entre el yo biográfico y el personaje literario. No se trata de hipocresía sino de ficción.

 En fin, en realidad, algo egocéntricos somos todos, y casi diría que es necesario, pero todo dentro de un orden

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