Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

jueves, 28 de febrero de 2013

De amicitia II



“Contándoos los amores y las vidas”
Garcilaso. Soneto XI)

   Así imaginaba el poeta Garcilaso a las ninfas”….labrando embebecidas/ o tejiendo las telas delicadas, agora unas con otras apartadas/contándoos los amores y las vidas/….”
   Es como la tradición ha visto siempre a las mujeres. Reunidas en su mundo particular, ajeno en muchos aspectos al masculino. Ayudándose y apoyándose unas a otras en sus tareas, en sus alegrías y en sus penas, guiadas por la necesidad de hacerse fuertes frente al universo de los hombres. Es de ahí de donde debieron surgir los grupos de amigas.

   En HIJOS DE HOMERO, Bernardo Souvirón, en cierto modo nos descubre la aparición de la amistad entre mujeres. Lo hace al hablar del amor  sáfico. Dice:” si una mujer deseaba amor, amor simplemente, no contaminado, puro, debía buscarlo fuera del matrimonio y, por tanto, lejos del hombre……Debía buscarlo en otra mujer…”. Pero ¡ojo! Dada la tinta que ha corrido en torno a este tema, él mismo nos avisa de que…”si hay una palabra ambigua que pueda llevarnos, sin parecerlo, a equívocos, esa es precisamente la palabra amor…”. No es el momento ni el lugar para profundizar en el asunto; quede, pues, como introducción, creo que interesante.
   En textos sobre tiempos más recientes podemos leer opiniones interesantes.
   En un artículo de la psicóloga Martha Patricia :” El poder invisible de los círculos de amigas sobre las mujeres que los componen es extraordinario puesto que permite la autoestima, el éxito y el desarrollo del talento, que tiene que ver con el hecho de que nos hayan escuchado y valorado, amado por lo que somos, animado y apoyado para que llevemos a cabo aquello que nos creíamos incapaces de hacer, puesto que cuando existe un apoyo práctico, o psicológico que pueda provocar un cambio significativo, es mucho más probable que ese cambio suceda; el hecho de que otras mujeres crean en nosotras, o tengan el mismo punto de vista, o bien sean modelos de conducta, tiene una influencia invisible y poderosa. Nuestra red de amigas nos aporta la fuerza para resistir ante la colectividad, la fuerza para seguir adelante a pesar del sentido del ridículo, o de los oponentes que manifiestan que no sabemos lo que estamos hablando” ….
   Por un lado cabría señalar que la situación real no es ni tan dramática, ni tan idílica.
Por otro,me recuerdan estas palabras, anécdotas y curiosidades de mis experiencias personales a este respecto de que hablo. He oído a hombres decir que cuando hay dos o tres mujeres juntas hablan y hablan sin decir nada de fuste. Que somos capaces de pasar muchos minutos hablando de una camisetita que hemos comprado. Puede ser verdad alguna vez. Pero ¿se han detenido a pensar que tal vez necesitamos ese pequeño desahogo para relajarnos de todo el peso que la vida cotidiana arroja sobre nuestros hombros? Es cierto que cuando nos reunimos un grupo de amigas, aunque seamos cultas, cultísimas, dedicamos bastante tiempo al puro cotilleo ¡Es tan relajante! Pero no es menos cierto que nos interesamos por la salud, vida y milagros de la familia de cada una, los maridos, los padres, los nietos, el trabajo…Luego un poquito de cotilleo y para terminar se habla del libro que estamos leyendo, la película que hemos visto, asuntos de política…somos capaces de hablar de todo menos de “tíos”(al menos la mayorías). No puedo menos que recordar un fragmento de una película reciente en la que a la observación del marido acerca de que las mujeres no hablamos de cosas importantes, la mujer contesta: Tienes razón, las mujeres solo hablamos de tonterías, por ejemplo de los maridos... (Más o menos. No puedo recordar la frase literalmente pero me hizo tanta gracia….)
  En cuanto a ese punto de ayudarnos y apoyarnos para hacer cosas que tal vez no pensábamos que podríamos hacer no puedo por menos que recordar el grupo de mujeres que durante unos años fuimos las componentes del departamento de Lengua y Literatura, compañeras y amigas ¡Cuántas cosas hicimos! Libros con los alumnos, teatro, un periódico…Alguien le llamó el otro día “La época dorada del departamento de Lengua” Me quedé sorprendida y feliz al oír esa afirmación. Y nos fuimos yendo del Centro: jubilaciones, traslados...Pero seguimos siendo amigas, nos llamamos, nos comunicamos por correo electrónico, y comemos juntas cada dos meses aproximadamente.
   También con ese texto podríamos relacionar el hecho de que las mujeres, solo somos personas, completamente personas, cuando estamos entre amigas. Fuera de ahí somos la esposa, la hija, la madre. Es curioso como para los hijos somos casi exclusivamente eso: mamá. Que es algo muy hermoso pero, a veces, necesitamos ser seres humanos aunque solo sea un ratito. Incluso cuando se habla de nosotras como “mujer” en el trabajo, por ejemplo, se hace en un tono que no nos gusta ni nos favorece. Luego, lo que es peor: la politización del término: la primera mujer que…la única mujer que…Y ¿Qué más da ser la primera o la única? Somos personas y punto final.
Por eso cuando estamos entre amigas “somos”.

   Continúa la autora: “El llevar una amistad duradera y profunda con otra mujer o el pertenecer a un círculo de amigas nos permite la conformación de una red, siendo ésta la que congrega, contiene, recoge, recuerda y soporta para facilitarnos el tejer de nuestra cotidianidad, para componer y recomponer, crear y recrear, pensar y repensar; puesto que tejer es unir diferentes hilos de muchos y distintos colores, de diferentes gruesos y contenido, es mezclar, unir unos con otros haciendo formas armoniosas, es transformación en acción.
El mismo acto de tejer ha unido a las mujeres que desde tiempos inmemoriales se reunían para trabajar pero sobre todo acompañarse y contarse en intimidad sus aciertos y desaciertos y recibir los consejos y tan deseado apoyo, o cuando alrededor de una hoguera se contaban los secretos de la maternidad, los ritos de pasar de la niñez a la adolescencia “el hacerse mujer”, los secretos de la sanación o cuando celebraban la recolección de las cosechas y mediante danza y cantos celebraban la vida de la cual eran ellas las portadoras, o cuando los hombres partían a la guerra solidariamente unas cuidaban de otras y de los hijos de todas; tejiendo lazos de hermandad”.
   Es curiosa esta idea de tejer que hemos visto en los versos de Garcilaso. Y qué bonita metáfora porque en efecto así es la amistad entre mujeres y así nace. Me ha recordado este fragmento la época de mi adolescencia, en un pueblo en donde he podido ver esa relación entre mujeres. Siempre juntas, siempre necesitándose. ¡Si hasta para trocear la carne para la comida  hacían falta dos, o para doblar las sábanas recién lavadas y planchadas! Y los cuchicheos de las amigas sobre los descubrimientos que la vida nos iba poniendo delante. También recuerdo aquella amiga de los primeros veranos, luego estudiamos juntas, que me contaba todo lo que leía despertando en mí la necesidad de leer también .Quién sabe si no sería ella la causante de mi posterior amor por la Literatura.


Grupo de amigas en plan impresionista.


    Según Adriene Rich, “La amistad entre mujeres se asemeja a un círculo, donde todas estamos a la misma distancia, donde todas “nos vemos” y nos reconocemos unas a otras, donde compartimos desde la igualdad.”
   Es fácil comprobar que con harta frecuencia los grupos de amigas los componen mujeres que comparten intereses como una misma profesión, situación familiar similar o muy parecida, edades que las mantienen en una misma generación. No obstante, no es obligada esta circunstancia pues puede existir la amistad entre una mujer mayor y una o varias, mucho más jóvenes, antiguas alumnas, por ejemplo. O entre dos mujeres cuyas vidas siguieron derroteros diferentes pero poseen un carácter muy similar. O sea que no hay leyes, solo circunstancias universales, más o menos generales.

   “Cuando las mujeres se unen y se comprometen mutuamente a formar parte de un círculo de amigas, están creando un crisol de transformación para sí mismas y un vehículo que propicia el cambio colectivo”…“Sin embargo para que esto ocurra no basta con ser del género femenino…….” Lo importante  “es esa capacidad de sentir una vinculación afectiva o emocional lo que a las mujeres les permite reconocerse una a otra y generar empatía y solidaridad y de hecho poder establecer una amistad”

   Hay quien establece una serie de normas para que se pueda dar la amistad entre mujeres, para que funcione esa red de tejedoras pero creo que no hace falta; es todo más espontáneo. Sí me quedaría con una de las normas porque reproduce algo que practicamos en mis grupos de amigas: “Aceptar el firme y consciente compromiso de no criticar a otra mujer en ausencia de ella o frente a grupos de hombres”. No es que lo hayamos establecido así es que lo practicamos de manera espontánea, porque nos respetamos y nos queremos como somos.
 
   Un consejo muy sano para los grupos de amigas: “Sí, a reír juntas porque las carcajadas que se manifiestan entre mujeres que se encuentran reunidas, es algo que en general ocurre en ausencia de los hombres y normalmente suelen surgir en medio de una charla sincera y veraz, nos reímos y aceptamos nuestro pasado ya sea triunfante o vergonzoso, porque la risa es sanadora, porque las endorfinas fluyen y con ellas la liberación”.
   A poco observador que se sea es fácil comprobar que es absolutamente verdad. No significa esto que no podamos pasar un rato agradable y reír con ganas si estamos en una reunión mixta. En realidad tal vez lo más deseable sería que no tuviéramos que reunirnos por separado para ser nosotras mismas; pero la vida es compleja en este sentido, sobre todo, quizá, para las personas de determinada edad.
   Algo tan sencillo como la amistad ha sido estudiado y comentado por numerosas personas y entidades. Por ejemplo la Universidad de Los Ángeles, California, ha publicado un estudio en el que dice que “la amistad entre mujeres es algo verdaderamente especial. ¡Mira qué gran descubrimiento!
También concluye el estudio que “el tener amigas nos ayuda no solamente a vivir más, sino también a vivir más saludables.” Y que “la amistad entre las mujeres constituye una fuente maravillosa de fuerza, bienestar, alegría y salud.”  Me gusta esta afirmación pues me confirma que viviré mucho y con salud; al menos razonable.
   “A medida que la mujer va pasando por las distintas etapas de la vida, como estudiante, profesional, madre, esposa, el tiempo que solía dedicarle a la amistad con otras mujeres suele limitarse” dice Nora de Hoyos Comstock. Efectivamente, pero siempre encontraremos un pequeño resquicio para dedicar a las amigas y, en último caso, cuando llega la jubilación, incluso antes cuando ya el "nido" se queda vacío, recuperamos amigas de antaño y reforzamos las amistades presentes. Después de todo es ley de vida.
   Para concluir diré que  yo siempre he tenido amigas, las necesito y me gusta tenerlas. Las tengo de todos los niveles de amistad desde las camareras de la cafetería del Corte Inglés, donde recalo todas las mañanas desde hace doce años a reponer fuerzas con un cafetito, hasta las más íntimas como Simplicia y Plácida (las únicas de mi edad). Porque hay que decir que todas mis amigas son más jóvenes que yo. La vida me las ha ido poniendo en bandeja y como yo tengo un espíritu joven me ha sido muy fácil congeniar con ellas. Y no creo que, como se decía más arriba, me tengan de modelo. A la mayor le llevo como mínimo cinco años ¿Y qué? No se nota.
   Eso sí, no las amontono, porque, tal vez en mi situación actual me puede ocurrir como a Tilda, personaje de EL GRAN JUEGO que dice: "Cuando pasas mucho tiempo solo, existe un punto en que la gente ya no te hace compañía, sino que te interrumpe la soledad….A las personas hay que cogerlas de poco en poco, como los terrones de azúcar”. Así debe ser para que la amistad no se convierta en una atadura más, en una obligación.



Ramillete de amigas


   Y ahora algún proverbio:
Popular: El que busca un amigo sin defectos, se queda sin amigos
Proverbio turco: los verdaderos amigos se tienen que enfadar de vez en cuando
Louis Pasteur: un amigo es una persona con la que se puede pensar en voz alta.

    Y para terminar: ¿Pueden ser amigas madres e hijas? En principio y, sobre todo, a partir de cierta edad, sí. Pero no todas las madres sirven para ello. ¡Es una pena!
 
Si queréis leer alguna tontería sobre la amistad entre mujeres, buscad en Google Tony Serpa
Artículo Publicado por  Martha Patricia Moreno.

 Gracias por vuestras visitas y comentarios que ,a fin de cuentas dan sentido al blog. Espero nuevos comentarios.


2 comentarios:

  1. Muy interesante disertación. Aunque eso que se dice sobre la amistad feminina como un vínculo para sobrellevar mejor el unvierso masculino. No sé. Es cierto que las mujeres pueden hablar de muchas banalidades pero eso no es exclusivo de ellas. Nosotros los varones también. Pero creo que el efecto positivo de la amistad femenina es el mismo efecto positivo que en la masculina: establecer lazos y relaciones sociales. Aunque, efectivamente, pueda escapárseme ese grado de sutileza y profundidad en la amistad femenina que desconozco.Y que tan solo, de pasada, veo, por ejemplo a diario, en la cafetería donde desayuno y las mesas contiguas están copadas por amistades y féminas que hablan y hablan si parar, sin descanso, sin denuedo, sin fatiga y muchas veces con un ruido casi tan ensordecedor como cuando nos juntamos los hombres, jaja. Las mujeres hablan de sus cosas y los hombres de las suyas. Es curioso, los grupos de amistades mixtos en la mediana edad son casi siempre los formados por varias parejas. Amistades mixtas en las que la mayoría de los componentes no sean pareja entre ellos no es fácil verlas. Tendré que aprender más o bien preguntarle al grupo coral de la cafetería con el que comparto café.

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  2. Una vez más estamos de acuerdo en lo fundamental. En efecto la amistad entre hombres y la que se da entre mujeres,básicamente es similar y muy positiva. Con todo,a esos grupos corales de los que hablas yo les llamaría simplemente grupos de mujeres. En mi opinión (lo digo por experiencia) cuando los grupos son de más de cuatro personas,hay afinidades que les permiten pasar un rato agradable en compañía,solamente. Yo veo la amistad entre dos (cuatro como mucho). En los grupos numerosos todas hablan a la vez, se forma un auténtico gallinero más que un coro orquestado, todo el mundo nos mira, volvemos a casa felices pero mareadas.... En los pequeños grupos,se habla de cosas más personales,se alternan las intervenciones,se vuelve a casa con un bagaje de nuevos conocimientos, experiencias, alegrías...
    En definitiva lo importante es no renunciar a las relaciones humanas.

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