Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

lunes, 1 de enero de 2024

 

FOTOGRAFÍA Y MEMORIA

  Otra cosa sería hablar de las fotografías, son fragmentos de vida, poemas (¿quizá sonetos?), microrrelatos tal vez. En ocasiones ofrecen la apariencia de historias inconclusas, espacios seccionados; parece que falta un personaje, un trozo del jardín, de la fuente…

Hay fotografías con vida, sobre todo las de grupos o las de niños: los primeros pasos, la primera comida…esa instantánea que casi parece que conserva el movimiento.

  Otras son naturaleza muerta y aun así…

  Curiosas, aunque con poca vida las forzadas, con posado…esas que conservamos de los antepasados, rígidos, mirando a la cámara, a de bodas, primeras comuniones…

  Las hay que parecen hablar, informar de lo que hay o lo que había detrás.

  Se podría decir que una fotografía es el resultado de una agresión. A veces se ha conseguido un momento espontáneo, cogido casi a   traición, o se ha obligado a un niño o un anciano a mirar a la cámara de determinada manera para captar el gesto que queremos. No digamos ya esas fotografías, magníficas, por cierto, de profesionales que casi le han robado el alma al fotografiado a través de la mirad captada con la cámara. Así, igual que hay pintores del alma hay fotógrafos del alma.

  Y la contemplación de esas fotografías nos llena de placer, porque recogen algo que no queremos olvidar La primera sonrisa de nuestros hijos, la última mirad del abuelo, la tímida mirada de amor de los reciencasados…

  Junto a esto, las fotografías son recuerdo de un pasado y, por tanto, testigo del despiadado paso del tiempo. Aquel bebé hoy luce espesa barba. Aquella dulce niñita ya peina canas y si vamos a nuestros antepasados ¡qué decir? Nostalgia por los cuatro puntos cardinales. O sea que las fotografías son a la vez signo de presencia y de ausencia. Pseudopresencia, podríamos decir pues el presente de la fotografía ya es pasado en la vida real.

  Así pues, la fotografía es también memoria. El lenguaje fotográfico participa de ambos mecanismos, tanto del recuerdo como del olvido.

  Se ha pensado que la fotografía se comporta como un “espejo” o como una “ventana. Para John Szarkowski, la fotografía-ventana es la que intenta captar la realidad, la que muestra los sucesos. La fotografía-espejo, en cambio, es una mirada hacia el yo del fotógrafo. Aunque también opina que la imagen puede comportarse simultáneamente como espejo y como ventana. Se me ocurre que este último aspecto podría aplicarse al actual y tan extendido selfy.

  Efectivamente es como una ventana que se abre al pasado, a los otros, mientas que como espejo parece volverse hacia el fotógrafo. No sólo en los autorretratos o los modernos selfis, también nos habla del alma, de la personalidad de ese fotógrafo, de por qué ha elegido un motivo u otro, un lugar u otro. ¿Nos hemos preguntado alguna vez, al contemplar una fotografía, incluso hecha por nosotros mismos, qué pensó el fotógrafo al hacerla? ¿Qué le impulsó a enfocar y disparar? Ahí está el alma de quien ha hecho la fotografía. Quizá, ocurriría algo similar cuando leemos una novela o un relato cualquiera, incluso un poema. No sólo vale lo que interpretamos, también deberíamos reflexionar acerca de qué pensaba o sentía el autor, cómo vivió el proceso de la escritura, por qué eligió determinado tema. Insisto, no interpretar, sino indagar, recapacitar …

  En otro orden de cosas, diremos que la fotografía congela la imagen en términos de espacio y de tiempo.

  Podríamos aplicarle lo que Cortázar decía del cuento:  es “…una síntesis viviente a la vez que una vida sintetizada…”

  Bien mirado cuando observamos una fotografía, por ejemplo, la primera sonrisa de uno de nuestros hijos o nietos, o aquel gesto de decir que era bueno, o sus primeros pasos ¿No rememoramos el momento y sus alrededores? ¿No podríamos reconstruir la historia ligada a ese instante? Otro tanto ocurrirá con un paisaje, un monumento o cualquier recuerdo de nuestros viajes. El instante captado nos llevará, incluso, a recordar la emoción que sentimos en aquellos momentos.

  Volviendo a la relación fotografía literatura recordemos como también Cortázar comparó la fotografía con el cuento al decir: “si la novela puede ser comparada con una película cinematográfica, el cuento, limitado en su extensión y en su estructura y poseedor de una estética diferente, puede serlo con una fotografía.”  ¡Qué cierto! Es más, de una fotografía podría salir un cuento. Pero, tal vez también, por extensión, una novela. Y volviendo a la novela como espejo y a la fotografía-espejo. ¿no podría ser, a veces, la fotografía como un trozo de un espejo roto?

  Otro aspecto relacionado estrechamente con la fotografía es sus usos narcisistas. Hay personas muy aficionadas a fotografiarse. Tal vez de joven se es más proclive a hacerlo, aunque hay quien no abandona esta costumbre en toda su vida. ¿No es este un acto narcisista? Más hoy, bajo la influencia de las redes. Cualquier momento es bueno para hacerse un selfy.

   A los psicólogos les ha interesado el tema, como es natural. Hablan de selfitis en diferentes grados. El intermedio sería la selfitis aguda que consiste en hacerse uno al menos tres veces al día, y luego publicarlos en redes sociales. Este grado tal vez es el más extendido sobre todo entre los jóvenes, que incluso pueden pasar a un grado más agudo.

  Sin llegar a estos extremos se ha extendido bastante esta costumbre, sobre todo si se tiene una reunión familiar, se hace un viaje, etc. etc.  Aquí, el ego juega un papel importantísimo. ¿Qué se persigue? ¿Comunicar? O como diríamos coloquialmente hablando, ¿“restregar por las narices” al receptor lo bien que lo estamos pasando, el viaje tan “Guay” que estamos haciendo, las gracias de los hijos o nietos, o los gatos o un larguísimo etcétera?

No deja de ser, pues el selfy, un autorretrato. Técnica a la que recurrieron muchos pintores y dibujantes, pero sin la intención del análisis profundo de uno mismo que aquel suponía.

Mucho, tal vez, podría decirse en este sentido y otros, pero no es el motivo del presente artículo.

Pd. Interesantes los artículos y obras de Susan Sontag y las opiniones recogidas en torno a la obra de Borges y su relación con la fotografía.

Antes de pasar al próximo año, deseo felicitarlo  y desearlo propicio a quienes lean estas líneas.

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