Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

jueves, 14 de marzo de 2013

Cuento I." La inútil"


   Érase  que se era y va de cuento, que un día se organizó un buen altercado entre  
las letras del alfabeto.
La señorita Ortografía vigilaba el recreo cuando observó que sus alumnas, las letras,  habían empezado a discutir a voz en cuello.
− ¡Inútil que eres una inútil! no sirves para nada, solo para enredar a los que aprenden a escribir. Si no suenas ¿para qué quieres que se te vea? ¡Inútil, que eres una inútil.
Comprobó que todo este griterío iba dirigido contra la letra Hache que permanecía encogidita en un rincón rodeada por sus compañeras
   Doña Ortografía se acercó y recriminó a sus alumnas-letras. Les dijo que no era correcto lo que hacían y tendrían que explicar en la clase por qué  insultaban a su compañera. Una de las alumnas, que era un poquito descarada, dijo que  a ver si no podían decir lo que pensaban. A lo que la profesora contestó mandándoles entrar en clase pues ya el recreo había acabado.
−Veamos- dijo la profesora − es cierto que podemos decir todo lo que pensamos; a eso se llama libertad de expresión.
Podemos  decirlo   siempre  que respetemos a los demás. Recordad para siempre esto:  

 los derechos de cada uno, acaban donde empiezan los de los demás.

   Y ahora, desde este momento, deseo oír un coloquio educado, con razonamientos que tengan sentido. No quiero un gallinero.
   Las alumnas se  quedaron calladas y avergonzadas.
−A ver, niña ¿qué tienes que decir en tu defensa?
   Hache, que era un poquito tímida, empezó a hablar con apenas un hilito de voz.
-No soy una inútil, dijo, sino todo lo contrario. Sirvo para diferenciar palabras que parecen iguales
−Si no se te oye ¿para qué escribirte?- Interrumpió una de sus compañeras.
−Porque es preciso, al escribir, diferenciar algunas palabras. Por ejemplo, fijaos en esta frase que parece tan tonta y que la seño, dicta a veces”

 Ahí hay un niño que dice ¡ay!


   La primera es un adverbio; la segunda, un verbo y la tercera, una interjección. Son una cosa u otra según que yo esté o no, e incluso según donde se me coloque. Y ¿cómo diferenciar el asta (cuerno) del toro o del ciervo del hasta preposición  en “hasta luego”? Gracias a mí.



  −Eso es una tontería-dijo  A que presumía de ser la primera del abecedario y, por tanto, la más importante- al fin y al cabo si se te deja sola ¿qué? Yo, por ejemplo, sola tengo un significado. Mira “voy a Madrid” Pero ¿quién escribe una h sola? Siempre tienes que ir acompañada de una vocal. Las vocales somos  im – pres – cin – di – bles- (dijo marcando muy bien las sílabas)- ni tú ni las consonantes hacéis nada sin nosotras.
Tienes razón- dijo una consonante- pero si quieres expresar sorpresa o algo parecido, aunque no suene necesitas a H. Mira: ¡ah, qué susto! o ¡ah, se me olvidaba!
Para esto A no tuvo respuesta.
    Ce, levantó la mano pidiendo permiso para hablar y, cuando la profesora se lo dio, dijo que también  ella podía ayudar a  Hache para formar otro sonido: Che. Y  E dijo: sí, pero con mi ayuda.
   Mientras tanto  Hache que estaba pensando y empezaba a sentirse más segura, tuvo otra idea.
−No olvidéis que muda y todo existo en muchas lenguas y con la misma tarea por cumplir. Por  ejemplo en italiano: hanno es verbo y significa HAN; y anno, significa AÑO; en euskera, también la H sirve  para     diferenciar dos palabras;      y en inglés, muchas veces, sí sueno. Además mis orígenes son más complejos y variados que los de muchas de vosotras. Tú, −dirigiéndose a A− procedes de A. Tu mamá, A; tu abuela,  A….

¡Yo procedo de una EFE latina!

Por ejemplo  facere  da hacer. Pero también  de una Hache árabe, como almohada; además del griego, como por ejemplo en hemeroteca, hidroavión;  de  otra H. que ya estaba en latín; y otros muchos orígenes que no cuento ahora porque son bastante  complicadillos. Como veis

Tengo una familia muy variada

−Ya veo; y muy enredosa − dijo ahora una consonante.
− ¿Qué es eso? Ahora dices cosas raras, no sabes cómo salir del paso- dijo otra de las vocales.
−Otro día te lo explicaré, bonita, cuando seas mayor y puedas entenderme.
−Seño, me ha insultado.
−Haya  paz − dijo la seño − no hay que insultar ni menospreciar a nadie. Si a ti no te ha gustado que te consideraran inútil, no las consideres tú a ellas incultas o tontas. Y no olvidéis –continuó − que nadie por poco que se note su presencia es insignificante ni inútil, y nadie por mucho que se le vea y oiga es el mejor o el más importante.

Todas las letras sois necesarias, sin vosotras no podría haber palabras.

Debéis ser amigas pues tenéis que trabajar siempre juntas. Y no olvidemos a las tildes y a los signos de puntuación que también tienen su función.
−Seño, te ha salido un verso
−Es verdad. Bueno me ha salido casi un pareado.
−Pero, seño - preguntó  Be que andaba dando vueltas a lo de los orígenes- ¿por qué si en latín había una letra en castellano se convirtió en otra?
−Fue por la diferente manera  que tuvieron los habitantes de la península ibérica  de pronunciar el latín; o los de Italia, o los de Francia…
   La profesora se dio cuenta de que ese sistema de clase que casi había improvisado gracias al altercado de sus alumnas, podría ser útil para el aprendizaje y pensó aplicarlo durante unos días para ver si en realidad era bueno.
−Me ha gustado la clase de hoy porque os he visto pensar y razonar. Por tanto seguiremos con este sistema.
−¡Bieeeen!. Se oyó en toda la clase.
−El próximo día vamos a hablar de los acentos y sus formas visibles, las tildes. Por tanto, mañana, tú señorita Tilde,  darás la clase.
− ¿Nostras no tenemos deberes?
   −Sííííí. Tendréis que traer pensadas preguntas para hacérselas a Tilde.
En ese momento sonó el timbre y
−Ya podéis salir- dijo la profesora.
   Las letritas cogieron sus mochilitas y en perfecto  

DESORDEN  y con gran  ALBOROTO 
  
salieron de clase.
Y colorín colorado la clase y  este cuento se han acabado.


Estos cuentos tuvieron éxito en la escuela de mi nieto. En mi versión original hay en las letras ciertos efectos artísticos que introduje porque vi que a mi nieto le gustaban, pero que el estilo del blog no me ha permitido  trasladar. 
Espero que a alguien más les sean útiles.
Así mismo, espero comentarios. Siempre servirán para seguir en la tarea o dejarlo para siempre.
Pronto tendréis el siguiente.






3 comentarios:

  1. Ahí hay un niño que dice ¡ay!
    Si hubiera podido leer este precioso cuento I, antes, hubiera podido responder mucho mejor a la pregunta que me formuló mi hijo Darío de siete años a la salida del colegio <> Y le hubiera podido responder con la frase: "Ahí hay un niño que dice ¡ay!" me ha gustado mucho este cuento, tanto que se lo he hecho leer a Darío. Esperaremos ansiosamente la segunda entrega.

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  2. La pregunta que me hizo Darío (y que no sé por qué no ha salido en el comentario anterior) era ¿Para qué servía la letra hache si no se pronunciaba?.
    Ahora ya tiene una fundamentada y muy didáctica respuesta.

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  3. Celebro que, aparte de gustarte, te haya sido útil. A mí se me ocurrieron estos cuentos a raíz de que mi nieto cuando empezó a estudiar castellano,como él lo llama, me recibió un viaje diciéndome :"abuela, cigüeña lleva diéresis. De hecho,uno de los cuentos tiene ese tema.
    En la escuela de mi nieto tuvieron un gran éxito. Es que él está muy orgullosos de su abuela y todo lo que le llevo se lo enseñaba a sus maestras. Ahora ya con los profes más serios ,no tanto,pero cuando hace un examen de lengua castellana y le preguntan cómo es posible que lo haga tan bien dice:es que mi abuela es profesora de Lengua.¡Es más rico!
    Espero que os vayan gustando los siguientes.

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